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Una pareja de jubilados sanrafaelinos denuncia que sus hijas los quieren dejar en la calle




Marta Castro (68) y su esposo Cristín Uvilla (74), están atravesando una complicada situación, luego de que sus hijas los corrieran de la casa en la que viven. Si bien aún están ahí, existe una decisión judicial firmada que los puede obligar a dejar el lugar donde vivieron siempre.

En las puertas de tribunales se lo puede ver en la mañana a Cristín Uvilla, portando un cartel que claramente hace referencia a la situación que están atravesando con su esposa, quien en diálogo con La Ventana San Rafael recordó que sus hijas primero lo corrieron a su esposo y más tarde a ella. “Hicimos un título supletorio y cuando ellas se enteraron que estábamos tramitando un título supletorio, me hicieron una demanda civil y un juez les dio la razón”, dijo Marta y añadió que todo indica que su abogado aparentemente no los defendió bien, por lo que finalmente el magistrado falló a favor de las hijas. “Ellas llevaron de testigo a su cuñada, que dijo barbaridades, y parece que el juez creyó las mentiras que dijo la cuñada de mi hija”, lamentó.

Respecto de la razón por las que sus hijas han tomado esta decisión con sus padres, expresó: “Tenemos dos hijas que son muy violentas y se quieren quedar con lo que no es de ellas, porque nunca trabajaron, se quieren quedar con nuestras cosas siendo que nunca han trabajado”. Considera que quizás las criaron mal, ya que “ellas nunca trabajaron y ahora quieren quedarse con las cosas”.

Aclaró que si bien actualmente están viviendo en su casa (ubicada en Tulio Angrimán 1262), están cerca de que se cumpla el desalojo, ya que en menos de 10 días deberían dejarla. “Hemos apelado y estamos esperando la apelación, esperando que otro juez mire o diga lo mismo que dijo el otro juez”, puntualizó. Es una vivienda que perteneció al abuelo de su esposo y luego a los padres, de quienes pasó a sus manos, pero en la actualidad sólo existe ese título supletorio.

En lo personal, hasta jubilarse trabajaron en fábricas, ella fue empleada doméstica y Cristín pudo ingresar a la Obra Social de Empleados Públicos. Cobran el mínimo, por lo que les es imposible pagar un alquiler en otro lado, lo que les ha despertado esta desesperación. A un futuro sólo tienen dudas, ya que a toda esta realidad hay que sumarle que el hombre está enfermo del corazón, teniendo que consumir medicamentos de 40 mil pesos. “Está muy enfermo del corazón a raíz de todo este problema”, aseguró.



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