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UN GRITO SILENCIOSO: perspectiva para algunas

UN GRITO SILENCIOSO: perspectiva para algunas





Es inentendible que se trate de desviar el foco del verdadero horror. Este fin de semana, supimos que dos jueces de la Corte anularon una sentencia contra una mujer que entregaba a su hija de 11 años para que fuera abusada por su pareja. En un afán de generar situaciones forzadas, parecería que a algunos de los magistrados del máximo tribunal les resultan indiferentes o pasados por alto los reiterados abusos sexuales sufridos por la nena víctima.


Cuando algunos ministros de la Corte analizan un fallo sin merituar la totalidad de la prueba y lo hacen con una visión sesgada, omitiendo garantizarle a la niña la doble protección jurídica que le corresponde, (por ser niña y ser mujer), revictimizándola y condenándola a vivir una vida sin justicia.

La sentencia es una manifestación patriarcal del adultocentrismo como expresión de poder. Por un lado, se hace una reducción de toda la situación a las condiciones en las cuales habría vivido la progenitora, y por el otro, los dos Jueces Supremos, ponen énfasis en que se la llamó “mala madre” a la progenitora, cuando en realidad, lo verdaderamente importante, era lo que se juzgaba era su carácter de Guardadora y Responsable de la niña en ese momento, y que ante esta situación se permitieron y/o avalaron los abusos. Las palabras tienen peso, pero más peso tienen las secuelas que por esta situación sufre la niña.

No caigamos en fundamentalismos, y por ello olvidemos lo que realmente importa, estamos hablando de una niña de 11 años, cuyos derechos fueron gravemente ultrajados.

Llama la atención la valoración parcial de la prueba, y el acallamiento de la voz de la niña, quien a lo largo de todas las intervenciones relató los hechos vividos y el contexto, como así también sus hermanos, donde quedó claro el conocimiento y aval de su progenitora. Existe un claro choque de derechos, una progenitora que tuvo una vida privada de derechos, no justifica el horror. Sin embargo, de los argumentos de los Magistrados Palermo y Adaro pareciera desprenderse una justificación de la situación de abuso sufrido por la niña. Interpretación muy peligrosa, ya que se podría estar ante un posible análisis jurídico que criminaliza la pobreza.

Pareciera que el mensaje que quieren darle a la Niña abusada es que agache la cabeza y que entienda que está bien que quienes debieran cuidarla, la vulneren; que como ciudadana infantil, sus derechos no valen, y los delitos cometidos contra su persona no deben ser valorados con la gravedad que su caso amerita

Es inentendible, como dos notables magistrados pueden, entre expresiones laberínticas, formular opiniones desprotegiendo a una niña cuyos derechos fueron vulnerados. Se plantea una perspectiva sin utilizarla, pareciera el mundo del revés que nos cantaba María Elena Walsh. Para ellos la perspectiva es para algunas, sin sopesar principios básicos como el Interés superior del niño y su derecho a ser escuchado. La situación se agudiza cuando la voz de una niña es silenciada, y su grito de ayuda es acallado por intereses, que a la fecha, nos cuesta vislumbrar.

No puedo entender, en este mundo del revés, si simplemente nos encontramos ante un excesivo fundamentalismo sin valorar la integralidad del caso, o ante un trasfondo que pudiera visibilizar mezquindades existentes y muestras de poder frente a un fiscal y a un juez con los cuales estos magistrados no comulgarían. Así estos jueces, lejos de considerar a la niña como actora social, la condenan a ser víctima de las personas adultas que deberían garantizar sus derechos.

Con motivo de lo anteriormente expuesto, he presentado un proyecto donde expresamos nuestra preocupación por el fallo en el expediente N°13- 05037523-9 caratulada “FC/ZURITA ABREGO JESÚS MANUEL Y ALCARAZ PÉREZ MARÍA FERNANDA P/CASACIÓN” de la Sala segunda de la Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Mendoza, que ordena un nuevo juicio, y que puede producir efectos psicológicos serios, al obligar a atravesar nuevamente esa instancia, a una niña que sufrió el espantoso delito que allí se juzgaba, y que trae como consecuencia directa su revictimización.

Como reflexión final, podemos preguntarnos, ¿Dónde está la justicia de los fallos que fallan?

María José Sanz
Diputada Provincial
UCR – Cambia Mendoza



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