El caso 121 fue uno de los primeros en someterse a este tipo de procedimiento para combatir el COVID 19, pero debieron suspenderlo porque su salud se complicó a raíz de enfermedades preexistentes.
El décimo fallecido por coronavirus en Mendoza había comenzado a recibir un tratamiento con plasma de pacientes recuperados de coronavirus dos días antes de morir. Sin embargo, no se pudo continuar con el procedimiento a raíz del deterioro de su salud, debido a sus condiciones preexistentes.Se trata del suegro del empleado del área de pescadería del Jumbo, de 66 años, quien se convirtió en el paciente 121 el último 20 de junio, dos días después que su yerno.
En diálogo con El Sol, el director del hospital El Carmen, Oscar Boiero señaló que, por protocolo, el hombre estaba en condiciones óptimas para recibir esta terapia y afirmó que no alcanzó a ser evaluado a raíz de las complicaciones derivadas de sus enfermedades preexistentes.
"Recibió el tratamiento cuando los procedimientos médicos así lo determinaban. Después no se pudo seguir porque su salud se deterioró muy rápidamente ya que tenía obesidad y un problema coronario", manifestó.
Las autoridades sanitarias intentan determinar cómo se contagió su yerno, quien no había viajado al exterior y tampoco había tenido contacto estrecho con casos positivos.
Fuente: El Sol
