Examen de matemáticas al día siguiente. Ni pajolera idea
de la materia. ¿Quién no ha soñado en esas ocasiones en tomarse una pastilla
que nos diera todo el conocimiento necesario para sacar un 10? Estas fantasías
son pura ciencia ficción nacida de un estudiante poco disciplinado. Pero
podrían hacerse realidad en no mucho tiempo. No a través de una píldora mágica,
pero sí a través de un complejo simulador capaz de ‘instalar’ información y
conocimientos en el cerebro.
Como si fuera una
especie de actualización de software, los datos pasarían de un ordenador a la
matería gris, formando así enlaces y marcando las neuronas con recuerdos que
luego se pueden usar, ya sea para un examen, o para hablar sobre un tema
específico.
El invento se está
desarrollando en los laboratorios
HRL, en California (Estados Unidos). Los investigadores de esta compañía
están estudiando las señales eléctricas que produce el cerebro de una persona
que está aprendiendo a volar en un simulador de vuelo avanzado.
Tras registrar esta información de pilotos expertos, los
científicos replicaron la estimulación en pilotos noveles mediante unas gorras
especiales dotadas de electrodos. Tras probar este sistema con un grupo de
aprendices y evaluar sus habilidades, se descubrió que habían mejorado un 33%
respecto a los alumnos que no fueron estimulados: los que llevaban el gorro
cometieron menos fallos, aprendieron antes y pilotar mejor que el grupo de
control.
El doctor Matthew Phillips, responsable de la
investigación asegura -en declaraciones recogidas por The Telegraph- , que su sistema es único en el mundo: “Con
él estamos registrando información de una tarea muy compleja, como es pilotar,
que requiere de una mezcla de habilidades cognitivas y motoras”. Para Phillips,
“cuando aprendemos algo, nuestro cerebro cambia físicamente. Las conexiones
resultan fortalecidas en un proceso que se llama neuroplasticidad”.
El médico asegura que la estimulación cerebral puede hacer
que tareas como aprender a conducir, estudiar un examen o aprender vocabulario
sean mucho más sencillas de llevar a cabo. “Nuestro sistema apunta a las zonas
que cambian con el aprendizaje”.
De momento, el experimento de HRL solo se centra en el
pilotaje de aviones. Los que tengan ganas de aprender una carrera universitaria
con tan solo ponerse una gorra que transmita electricidad tendrán que
esperar unas cuantas décadas más para que su sueño se haga realidad.
Fuente. Tecnología y Redes