Este sábado en horas de la tarde frente a cientos de personas que se acercaron a la Catedral San Rafael Arcángel (en cuya vereda se desarrolló la santa misa), monseñor fray Carlos María Domínguez asumió la titularidad del Obispado que integra a los departamentos de San Rafael, Malargüe y General Alvear. Se trata del octavo obispo que tiene esta diócesis.
Frente a la plaza San Martín, en la vereda de la Catedral, se colocó un escenario donde se llevó a cabo la ceremonia cristiana, de la que participaron cientos de fieles que no quisieron perderse el momento en que monseñor fray Carlos María Domínguez asumiera formalmente el cargo, al frente de la diócesis.
Estuvieron presentes autoridades de los distintos poderes del Estado, liderados por el intendente Emir Félix de San Rafael, Juan Manuel Ojeda de Malargüe y Walter Marcolini de General Alvear, quienes le entregaron a monseñor Domínguez las llaves de las tres ciudades.
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Acompañaron más de una decena de obispos que llegaron desde distintos puntos del país, y el presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, monseñor Oscar Ojeda, que fue el encargado de entregarle el báculo.
Monseñor Domínguez agradeció a los tres jefes comunales por haber estado en el lugar. “Quiero decirles que acá tienen una mano, como servidor del pueblo de Dios, en la iglesia de San Rafael, para colaborar con la construcción del bien común de toda la sociedad de San Rafael, de General Alvear y de Malargüe. Estoy muy feliz de estar en San Rafael y de poder colaborar con toda la gente de Alvear y de Malargüe, cuenten conmigo. Sobre todo, rezo por las autoridades, rezo por ustedes, recen por mí y como dice el papa, ‘si no rezan mucho me tiran buena onda’, para que juntos podamos hacer que San Rafael, Malargüe, Alvear, el sur mendocino no sea solamente el corazón de Mendoza, sino también un motor que impulse el crecimiento de todo”, aseguró.
Tras la parte formal de firma de la documentación pertinente, que tuvo lugar dentro de la Catedral, la celebración siguió con la correspondiente misa.
Sobre el obispo
Monseñor fray Carlos María Domínguez tiene 57 años; realizó el noviciado en Burgos, España, emitió su profesión simple el 1 de febrero de 1987 en la parroquia Nuestra Señora de la Consolación, a cargo de los agustinos recoletos, en el barrio porteño de Villa Crespo, donde emitió sus votos solemnes en la orden de los agustinos recoletos el 15 de marzo de 1992; el 12 de septiembre del mismo año, fue ordenado diácono en la parroquia San José en Villa Maipú, San Martín; el 13 de marzo de 1993, fue ordenado presbítero por monseñor Domingo Salvador Castaña. Durante su formación, obtuvo los títulos académicos de bachiller y profesor en Teología, licenciado en Teología Pastoral y profesor de Enseñanza Primaria. Tras finalizar su formación inicial en el seminario San Ezequiel de San Andrés, fue destinado al colegio San José de Villa Maipú, donde se encargó de la dirección de la escuela técnica. Posteriormente, vivió su experiencia como diácono en el seminario San Ezequiel y como vicario de la parroquia San José.
Desde 1995 hasta 2003, desarrolló una intensa labor como promotor vocacional en la arquidiócesis de Santa Fe de la Vera Cruz.
El padre Carlos María Domínguez fue uno de los principales impulsores de la pastoral juvenil, Agustino Recoleta; formó parte de varias comisiones de revitalización y reestructuración de la orden, difundiendo ejercicios espirituales agustinianos y talleres de oración. En 2003 fue nombrado prior de la comunidad del seminario San Ezequiel; en 2006 fue elegido vicario provincial de la orden en Argentina, cargo que desempeñó hasta 2012.
Tuvo varios cargos más que incluso implicaron su traslado a Guadalajara, España.
Fue elegido obispo titular de Evita y auxiliar de San Juan de Cuyo en 2019 por el papa Francisco, recibió la ordenación episcopal el 29 de junio de manos de monseñor Jorge Eduardo Lozano, arzobispo de San Juan de Cuyo.
El 5 de febrero de 2022, tras aceptar la renuncia de monseñor Eduardo María Taussig, el papa Francisco lo nombró administrador apostólico de San Rafael. El 11 de febrero, fue designado 8° obispo diocesano de San Rafael. Su lema episcopal es “alegres en la esperanza”.
