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Una científica sanrafaelina fue premiada por sus investigaciones en el tratamiento del cáncer de mama




Mónica García nació en San Rafael, y hace 18 años que vive en Córdoba. Luego de perfeccionarse en diferentes lugares del mundo, dijo que quedarse en la Argentina es su elección personal.

Apenas había terminado la escuela primaria cuando la actual investigadora mendocina Mónica García se fue de vacaciones, a visitar a unos familiares a Coronel Suárez, provincia de Buenos Aires. En ese momento no lo sabía, ni siquiera se lo imaginó, pero ese viaje marcaría su destino.




Pudo conocer de cerca y a través de un tío farmacéutico, la alquimia de transformar los elementos químicos en medicamentos. Fue entonces que decidió que ella quería hacer lo mismo.

A los 17 años se fue de su casa en San Rafael a Córdoba, para estudiar Farmacia en la Facultad de Ciencias Químicas de la UNC.

Investigar se convirtió en su verdadera pasión y desde que obtuvo el título de grado, realizó un doctorado y cuatro posdoctorados, que la llevaron a ingresar como investigadora al Conicet.

Actualmente ganó uno de los premios que otorga el Consejo Empresario Mendocino (CEM) a los jóvenes mendocinos destacados. Lo hizo en la categoría Liderazgo, Compromiso, Innovación y Logros Académicos.

El gran logro de Mónica, ha sido el desarrollo de una patente sobre nuevos sistemas terapéuticos para el tratamiento del cáncer y enfermedades infecciosas. Actualmente, sus investigaciones tienen que ver con el desarrollo de plataformas nanotecnológicas para mejorar las terapias contra el cáncer de mama y de hueso.

Cómo desarrolló una carrera brillante

Una vez que se graduó como farmacéutica en la UNC, en el 2011, comenzó el doctorado en Ciencias Químicas en el departamento de Ciencias Farmacéuticas, en la misma Universidad, al que accedió con una beca doctoral de Conicet. Y desde allí, comenzaron sus posdoctorados en el exterior.


En el 2016 partió a estudiar a Sao Paulo, Brasil, por haber ganado una beca de la Red de Macrouniversidades. En esta oportunidad se abocó a investigar nuevos tratamientos para infecciones y cáncer. Ese trabajo fue el que dio lugar a una patente de invención, de la cual Mónica García es una de las autoras. Lo que se hizo fue crear una plataforma que se plantea como un potencial medicamento a desarrollar.

Luego volvió a Argentina a seguir formándose. En ese momento con una beca doctoral de Conicet, realizó una formación posdoctoral en el departamento de Bioquímica Clínica, donde investigó sobre Chagas, para optimizar los tratamientos de una enfermedad con una alta prevalencia en nuestra región.

En 2018 viajó a Estados Unidos, a realizar un posdoctorado en la Brown University, de Rhode Island. Esto lo consiguió a través de la prestigiosa beca internacional Fulbright. Allí trabajó con un proyecto para mejorar las terapias del cáncer de hueso, regeneración ósea y regenaración de tejidos blandos (como lo es la piel)

Su formación posdoctoral no se detuvo allí, en el 2019 siguió en la Universidad de Sevilla, España, tras haber conseguido una beca de la Asociación Universitaria Iberoamericana de Postgrado (AUIP). En Sevilla su objetivo fue mejorar los tratamientos del cáncer de mama y de ovarios.

Actualmente, está haciendo carrera como investigadora del Conicet, en Córdoba, y se dedica a desarrollar plataformas nanotecnológicas para el tratamiento del cáncer de mama, donde lo que se busca es hacer más efectivas las terapias disminuyendo sus efectos colaterales.

Sus aportes para el tratamiento del cáncer de mama

Dedicarse a estos estudios, según explicó tiene que ver con este tipo de cáncer tiene mucha prevalencia en Latinoamérica, y porque en Argentina, es la primera causa de muerte por tumores, en mujeres.

"Los tratamientos que existen actualmente, si bien son eficaces para combatir el cáncer, muchas veces tienen efectos adversos que son perjudiciales para las personas que sufren esta enfermedad, lo que buscamos es mejorar la eficacia y minimizar los efectos adversos. Que sean más seguros, que no dañen los tejidos sanos."

En otras palabras, tiene que ver con bajar los daños colaterales de la quimioterapia, como las náuseas, los vómitos, la caída del cabello, quemaduras en la piel.

En cuanto a la investigación específica que realiza Mónica García, explicó que Se propone desarrollar plataformas nanotecnológicas que consisten en materiales "nano" e inteligentes.

Si se analiza comparativamente, 1 nanómetro es 1000000 de veces más pequeño que un milímetro. Por lo tanto, esto materiales formulados como nanopartículas son diminutos y tienen componentes que pueden detectar algunas señales o estímulos en la zona del tumor y actuar frente a ellos para desencadenar la liberación del fármaco en el sitio del tumor,.

Mónica manifestó que esto es posible porque los tumores tienen características particulares que son diferentes a las de los tejidos u órganos sanos. Cuando estos materiales detectan esos estímulos internos se comportan como sistemas inteligentes (en términos científicos, se denominan "materiales bioresponsivos".

Además, estos materiales tienen otro componente con capacidad de actuar frente a estímulos o señales externas, como pueden ser la acción de un campo magnético (“imán”) o la acción de la luz. Estos estímulos hacen que se genere calor (hipertermia) en la zona del tumor, lo que esto provoca es favorecer la liberación del fármaco en el sitio exacto de acción tumoral, esta es la gran contribución que está haciendo su investigación y sus avances.

Sumado a lo anterior, otra característica de estas nanopartículas es que uno de sus componentes es un polímero que tiene la capacidad de direccionar estas plataformas específicamente hacia el tumor. Esto también aporta para que la terapia se dirija más selectivamente al sitio en donde se requiere la acción terapéutica.

Por lo tanto, ambos tipos de estímulos, tanto los internos como los externos, así como el polímero que compone estas nanopartículas, permiten que el fármaco anticancerígeno contenido en estas plataformas nanotecnológicas se libere y ejerza su acción específicamente en el tumor. Esto evita o minimiza el daño en otros órganos o tejidos sanos, reduciendo los efectos adversos asociados con la terapia del cáncer.

Las nanopartículas pueden pasar de la sangre al tumor (esto se conoce como extravasación) y se pueden acumular allí para que el fármaco anticancerígeno pueda ejercer su acción terapéutica.

Los avances realizados hasta el momento, comentó Mónica, indican que estas plataformas nanotecnológicas aumentan la eficacia del fármaco anticancerígeno frente a las células tumorales de mama, por lo que se podrían utilizar dosis cuatro veces más bajas para el tratamiento. Además, estas plataformas son compatibles biológicamente, ya que no afectan a las células de la sangre ni tampoco a las células normales de las mamas. Esto se traduce en pueden ofrecer mayor seguridad en el tratamiento, reduciendo los efectos adversos.

"Los resultados obtenidos han sido muy alentadores y la intención es continuar con las investigaciones para evaluar el desempeño de estas plataformas".

Por último, destacó que estas plataformas nanotecnológicas pueden ser utilizadas frente a otros tipos de cáncer expandiendo su potencial terapéutico. Además, por su composición, podrían cargar otro tipo de fármacos, por ejemplo, para el tratamiento de infecciones. Esto abre un abanico muy interesante de aplicaciones terapéuticas para ser exploradas.

"Son sistemas diseñados para dirigirse al lugar en el que está el tumor y actuar directamente sobre él, sin producir daño a los órganos que están a su alrededor".

Sin embargo, una de las principales motivaciones que Mónica tiene para desarrollar sus investigaciones, es la empatía con otras mujeres.

"Quiero ayudar a las mujeres que están pasando por este proceso, es por una cuestión de sororidad"

Por qué estudió y e investigó sobre medicamentos

La inclinación por curar se despertó en Mónica desde pequeña, cuando una de sus mascotas se enfermaba y ella buscaba curarla.

"Sentía mucha impotencia de no poder hacer nada cuando un animal estaba sufriendo o moría", recordó.

Esto la llevó a querer curar también a las personas y no tuvo dudas de que su carrera sería la medicina.

Hasta que cuando cumplió 13 años, se fue de viaje a Coronel Suarez y conoció la farmacia de su tío Luis Sotelo.

"El tío Luis me dejaba pesar y mezclar los compuestos químicos con las que se fabricaban las recetas magistrales. Me resultó fascinante ese mundo de la química, donde se podían fabricar medicamentos para curar a las personas".

Actualmente, su tío vive, y sigue teniendo la farmacia en la provincia de Buenos Aires.

"Cuando nos comunicamos, se ríe y me dice que yo llegué mucho más lejos que él, pero para mi, su farmacia fue un disparador, una forma de vincularme con lo que hoy me apasiona."

Su proyecto de vida y las asignaturas pendientes

Mónica tiene una pareja, Hernán, están juntos hace 18 años. El es sanrafaelino y también se fue a estudiar a Córdoba, casi al mismo tiempo

Ambos tienen buenos trabajos, están abocados a sus carreras, pero les gustaría tener hijos. Ella dice que no lo hizo antes por todo lo que le dedicó a su carrera y por otras cuestiones personales. Sin embargo, la maternidad no está tachada en su lista de asignaturas pendientes.




La idea de irse a vivir afuera se le cruzó alguna vez por la cabeza, y quizás esta la haya frenado para decidirse a maternar. "Pero esa idea no se concretó, primero porque si todos los investigadores nos vamos de Argentina, qué será de la ciencia en el país. Es verdad, que afuera los investigadores somos más valorados, sobre todo económicamente y hay más recursos disponibles para la investigación, pero yo me quiero quedar, también por una cuestión familiar".

Otro aspecto que Mónica busca visibilizar, es la escasa cantidad de mujeres influyentes en las ciencias. Esto, según sostiene, no es algo fortuito. Tanto a ella como a muchas mujeres que la precedieron les ha costado mucho ganarse un lugar. "Es como que permanentemente las mujeres tenemos que estar validando nuestro conocimiento y méritos"

La distinción de CEM

Según aseguró, un premio siempre es un "mimo al alma" de las personas que investigan, un reconocimiento y una valoración más visible del esfuerzo que hacen día a día.




De todas maneras, cada vez que la reconocen en su provincia natal, se emociona. "hace muchísimos años que vivo en Córdoba, mi vida está hecha allá, con mi pareja tenemos buenos trabajos, y me siento cómoda. Pero si pudiera, volvería a Mendoza, a San Rafael, donde está mi familia"

Dice que esto es lo que más la conmueve de que le reconozcan su trabajo en la provincia que la vio nacer.

Fuente: Diario Uno



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