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Comedor Emanuel: 22 años sirviendo a Dios y a la comunidad




Si bien no abundan los casos, hay personas solidarias, que deciden simplemente dar su vida por el bien del prójimo. Tal es el caso de la señora Emma Varela (59), quien hace 22 años decidió abrir un comedor comunitario para darle de comer a muchos niños y personas sin recursos. Lo hizo para servir a Dios, cumpliendo una promesa. Hoy son cientos quienes le estarán agradecidos para siempre.


Emma, ¿por qué decidió abrir este comedor?

En primer lugar porque yo le hice una promesa de vida a Dios, por la vida de una persona y Dios me cumplió esa promesa de vida y esa persona aún sigue viva. Yo le pedí a Dios que me guiara a él, le prometí que le iba a servir toda mi vida, pero él me tenía que decir en qué.

Una noche soñaba que me iba a trabajar y que en la vereda de mi casa encontraba un niño que me pedía comida. Yo miraba la hora en mi reloj en mi sueño y le decía “ya viene el colectivo”, pero lo hacía pasar a mi casa, le daba leche y le decía “te dejo acá y te dejo la puerta abierta, te pido solamente que cuando te vayas, me la cerrés para que nadie me toque lo poquito que tengo”, y ese niño en mi sueño me dijo “jamás te va a faltar”.

Llegué a mi trabajo (yo trabajaba en ese momento en el INTA), me llamó mi jefe y me preguntó qué me pasaba; a los días me vuelve a preguntar “Emma, ¿qué pasa?” Entonces le dije que iba a poner un comedor comunitario, lo dije sin pensarlo, prácticamente del corazón. Y él me dijo “¿vos sabés lo que significa poner un comedor comunitario?, vos estás loca”. Le dije que con toda la locura igual lo iba a poner porque Dios me va a ayudar. Así nace el comedor Emmanuel, a través de esa promesa y hasta el día de hoy sigue.

¿Por qué se llama Emanuel el comedor?

Porque significa “Dios con nosotros”.

¿Quién la ayudó a armar este comedor?

Primero nos ayudamos con gente conocida, de la misma iglesia; me apoyó mucho el INTA; me apoyó mucha gente de San Rafael que me conocía (y que aún hoy me siguen apoyando). LV4 siempre estuvo, Canal 6, me fueron apoyando y hasta el día de hoy lo hacen.


Cuenta con el acompañamiento de su familia, ¿no?

Sí, tengo el acompañamiento de mi familia, de mi esposo, de mis hijos, cada uno puede apoyarme con su trabajo correspondiente.

¿Gente de qué iglesia es la que la apoya?

Es la Iglesia Apostólica Pentecostal Emanuel.

Y usted siempre siguió adelante en todo para llevar adelante el comedor y luchando por los más necesitados, ¿no?

En este arduo trabajo, uno nunca debe bajar la guardia; o sea, vas a tener altos y bajos, te van a criticar, te van a señalar, van a decir mil cosas de vos, pero cuando uno tiene una promesa a Dios… Dios todo lo puede y yo siempre dije que el comedor es de Dios. Yo le dije “Dios, si tú quieres que yo cierre este comedor, hazme saber que yo lo tengo que cerrar porque es tuyo”. Pero siempre Dios me manda a alguien que me lleve las cosas que yo necesito. La fe, la esperanza, el trabajar por amor hacia el otro sin pedir nada a cambio, es lo que se ha perdido. Dios no enseña “ayudá a tu hermano”, porque somos todos hermanos; “ayuda a tu hermano, velo cómo está caído”. No tan sólo en dar un par de zapatillas, ropa o una caja de mercadería, sino en irlo a abrazar y decirle “levántate, hay una vida que Dios te dio para que la vivas, salí adelante, no te decaigas, sanate”, y seguirlo ayudando y levantarle su espíritu que es lo más importante.

Muchas veces nosotros vamos, nos fijamos en lo material y eso no nos sirve. Con fe podemos mover montañas, con fe podemos dar sanidad y con fe la gente puede estar sana.

Pero todo eso se está perdiendo, se está perdiendo el amor entre nosotros, entre la humanidad. Hoy no hay respeto, no hay amor por nadie, no hay amor por los niños, no hay amor por los padres, no hay amor por los ancianos, por los jóvenes, todos hemos perdido muchos valores que son mucho más importantes que una caja de mercadería o un par de zapatillas.

¿Cómo es la rutina en el día a día?

Yo me levanto, hago las tareas de mi casa, envasamos (ahora que estamos en tiempo de envasar); esperamos a la gente que necesita a que retire bolsones de mercadería, a gente que viene a pedir ropa, visitamos los hogares, vamos a donde están los ancianos que están muy necesitados, no a aquel que necesita ropa o mercadería, sino a aquel que necesita que vayan lo atiendan, que le pases un vaso de agua porque no lo alcanza… ese es el trabajo de todos los días. Y aprender a escuchar y llorar, en conjunto con una niña a la que le hicieron daño o con un anciano porque está necesitando y nadie lo va a visitar.




¿A qué cantidad de personas atienden en el comedor?

En el mes estamos entregando 50 bolsones de mercadería, en Salto de las Rosas y en La Pichana. Hoy entregamos la mercadería porque vino el tiempo de pandemia, por lo que no nos podíamos juntar. Y en un distrito no es lo mismo que en la Ciudad. Hoy la gente tiene sus niños en la escuela mientras la mamá y el papá van a cosechar y aprovechar la poca cosecha que ha quedado.

Nos juntamos, estuvimos viendo y nos decían que si damos la mercadería es mucho mejor porque las familias pueden hacer la comida para la noche y para el almuerzo.

¿Qué cantidad de gente colabora?

Hay mucha gente colaborando; yo estoy trabajando con la Red Solidaria que trabaja en el Centro de San Rafael, buscando la colaboración de los socios voluntarios. Es mucha la cantidad de gente que apoya a este comedor.

Hemos largado una rifa el mes pasado, se vendieron los números. Fue beneficiada Jimena Merlo, con una orden de compra de 10 mil pesos; segundo premio, Gisela Mir de Salto de Las Rosas, con un premio de 6 mil pesos; y tercer premio, María Lucero, con una cena para dos personas.

Vamos a largar otra rifa, que va a tener un primer premio de 20 mil pesos; segundo premio, 10 mil pesos; y tercer premio, 6 mil pesos.

Yo esto lo quiero agradecer a Mariano Marcos, el padrino del comedor, porque todas estas cosas las está dando él, un chico muy joven que ha llegado hace poco tiempo a apadrinar nuestro comedor, gracias a Dios.

Si alguien desea asociarse para colaborar con el comedor Emanuel, ¿cómo puede hacerlo?

Alguien que quiera sumarse, puede encontrarnos en Facebook; acercarse a la Red Solidaria, en Belgrano 522, comunicarse conmigo al 2604552053.

¿Y para la rifa?

También, lo mismo. El número vale 100 pesos.

Quien desee puede acercarse al comedor, están las puertas abiertas para que cualquiera pueda ver lo que hacemos.

Cabe decir que el comedor comunitario Emanuel, está en calle Sarmiento s/n, barrio Babasi, manzana C, casa 15, de Salto de las Rosas.



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