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María Teresa Day frente al Feministrómetro

María Teresa Day frente al Feministrómetro











Nunca el reclamo de las mujeres ha sido homogéneo, ni mucho menos egoísta.

Entender la complejidad y diversidad del movimiento feminista es fundamental para entender desde donde nos situamos al escribir esta nota. Comprender la heterogeneidad, es la única manera de abrir un espacio de diálogo. De otra forma caeríamos en la disputa sobre quien es la mujer más feminista o cuales son las reglas de oro a seguir para ser una buena feminista, lo cual nos hace perder el tiempo que no tenemos.


Los feminismos luchan por los derechos de las mujeres, contra las desigualdades, contra las discriminaciones, pero no contra otras mujeres. Feministas hay en todos los espacios, la realidad es que ninguna tiene el feministrómetro para medir o juzgar cuan feminista es la otra.

Desde la renuncia del Dr. Nanclares hemos visto feministas juzgando feministas, o lo que es peor aún, mujeres que dicen formar parte del movimiento feminista que han llegado a violentarse contra la mujer propuesta por el Gobernador para ocupar el puesto del máximo Tribunal mendocino. Lugar que, con insistencia, venimos pidiendo, todas, sea cubierto por una de nosotras.

Muchos podían creer que de surgir este tipo de planteos serían de parte de varones, pero las críticas, denostaciones e injerencias en la vida íntima de la elegida por el Gobernador, vinieron principalmente de otras mujeres: mujeres que dicen ser sororas.

Duele reconocerlo, pero, la violencia con la que se han expresado no tiene mucha diferencia con la violencia machista que repudiamos. Se han valido de similares falacias retóricas del patriarcado para sostener un discurso lleno de denostaciones hacia la mujer seleccionada para ser Jueza de la Corte. Pareciera que estaban esperando cualquier resbalón para darle un empujón y correrla de la carrera. Miden con su propia vara feminista si la Dra. Day “sabe”, “conoce” o “no entiende” el feminismo como ellas pretenden. Por la fuerza, o la imposición de ideas. Así, justo así como las mujeres no queremos las cosas.

¿Sororidad? … buena sólo para el discurso, pareciera.

Como ejercicio de reflexión, sería bueno que nos auto cuestionemos diariamente, que aceptemos que nos equivocamos y que las mujeres que nos rodean están en su propio camino, y que desde los puestos que les toca ocupar pelean a su forma y ritmo. Ojalá nuestros caminos fueran paralelos y temporalmente idénticos, pero si no son compatibles no es necesario acribillarnos, basta simplemente, con compartir conocimientos. Compartir, no imponer y permitir que la otra decida cuál es el mejor camino para ella en su lucha, aunque no coincida con el nuestro.

¿Realmente alguna de nosotras está autorizada para juzgar cuál es la forma válida de vivir, sentir y luchar en el feminismo? ¿Quieren ser unas quienes validen a la otra?¿Quién tiene en su poder el feministrómetro?

Creo que no hay un carnet que nos habilite como feministas, y menos aún, que nadie podría quitárnoslo (si existiera) por acción u omisión.

En lo personal, creo que ES CON TODAS. Y que ahí reside el nuevo desafío feminista.

María José Sanz
Dip. Prov. Frente Cambia Mendoza
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