De cara a la difícil situación que está atravesando la economía provincial y nacional como consecuencia de las medidas de aislamiento social, preventivo y obligatorio implementadas con motivo de la Pandemia por COVID 19, es que desde UCIM se considera oportuno reflotar un viejo anhelo de unificar el festejo del Día del Padre y trasladarlo al 24 de agosto fecha por demás representativa a nivel nacional y provincial.
Tradicionalmente, el Día del Padre en Argentina se celebra el tercer domingo de junio. Sin embargo, el dato sobre el origen de esta celebración no es algo muy difundido. Es que con el tiempo el evento fue virando hacia intereses más comerciales y se perdió, en cierta forma, el porqué de la celebración.
La fecha en el país está dedicada al Padre de la Patria, José de San Martín que se convirtió en padre de Mercedes Tomasa, un 24 de agosto de 1816. De hecho, la primera celebración de este día en 1958, coincidió con esa fecha, pero ya en la década del '60 se corrió hacia el tercer domingo de junio. El país se sumó a la celebración estadounidense en la que en 1909, Sonora Smart Dodd, homenajeó a su padre Willian Dodd, veterano de la guerra civil que, tras enviudar y tener que criar solo a sus cinco hijos. Como Dodd cumplía años en junio, el primer Día del Padre se realizó en Washington el 19 de junio de 1910 y en 1966 el presidente L Johnson declaró que el tercer domingo de junio se celebre el Día del Padre. Así Argentina, entre otros cincuenta países, se sumó la iniciativa.
Más allá del fundamento histórico y emotivo que reviste esta fecha propuesta, la coyuntura que estamos atravesando, agrega por demás argumentos para retomar esta iniciativa, los cuales detallamos a continuación:
Fundamento afectivo: si bien se han flexibilizado la reuniones familiares a un máximo de 10 personas, de no mediar un incremento desmedido de casos en Mendoza, la flexibilización de estas reuniones puede ser mayor para la época propuesta.·
Fundamento económico: La reactivación de actividades económicas y la vuelta a un ritmo habitual de transacciones comerciales que permitan generan un flujo de recursos suficientes para afrontar estas erogaciones adicionales llevarán su tiempo en función de la gradualidad con que se está instaurando la reapertura de las actividades.·
Poder adquisitivo de la población diezmado: El poder adquisitivo de los consumidores se recompondrá con el pasar de los días, en la medida que el ritmo y nivel de actividades se normalicen. En la actualidad y durante las próximas semanas, todavía se encuentra disminuido por el efecto ya sabido de suspensión de las actividades para cumplir con las medidas de aislamiento obligatorio. Por lo tanto, si se deja que el Día del padre se festeje en la fecha prevista, los niveles de ventas no serán los esperables, en gran parte porque los consumidores están en proceso de recomponer paulatinamente sus ingresos en función de la flexibilización de las actividades.
Eduardo Latino
Coordinación Departamento Comercio UCIM
Tradicionalmente, el Día del Padre en Argentina se celebra el tercer domingo de junio. Sin embargo, el dato sobre el origen de esta celebración no es algo muy difundido. Es que con el tiempo el evento fue virando hacia intereses más comerciales y se perdió, en cierta forma, el porqué de la celebración.
La fecha en el país está dedicada al Padre de la Patria, José de San Martín que se convirtió en padre de Mercedes Tomasa, un 24 de agosto de 1816. De hecho, la primera celebración de este día en 1958, coincidió con esa fecha, pero ya en la década del '60 se corrió hacia el tercer domingo de junio. El país se sumó a la celebración estadounidense en la que en 1909, Sonora Smart Dodd, homenajeó a su padre Willian Dodd, veterano de la guerra civil que, tras enviudar y tener que criar solo a sus cinco hijos. Como Dodd cumplía años en junio, el primer Día del Padre se realizó en Washington el 19 de junio de 1910 y en 1966 el presidente L Johnson declaró que el tercer domingo de junio se celebre el Día del Padre. Así Argentina, entre otros cincuenta países, se sumó la iniciativa.
Más allá del fundamento histórico y emotivo que reviste esta fecha propuesta, la coyuntura que estamos atravesando, agrega por demás argumentos para retomar esta iniciativa, los cuales detallamos a continuación:
Fundamento afectivo: si bien se han flexibilizado la reuniones familiares a un máximo de 10 personas, de no mediar un incremento desmedido de casos en Mendoza, la flexibilización de estas reuniones puede ser mayor para la época propuesta.·
Fundamento económico: La reactivación de actividades económicas y la vuelta a un ritmo habitual de transacciones comerciales que permitan generan un flujo de recursos suficientes para afrontar estas erogaciones adicionales llevarán su tiempo en función de la gradualidad con que se está instaurando la reapertura de las actividades.·
Poder adquisitivo de la población diezmado: El poder adquisitivo de los consumidores se recompondrá con el pasar de los días, en la medida que el ritmo y nivel de actividades se normalicen. En la actualidad y durante las próximas semanas, todavía se encuentra disminuido por el efecto ya sabido de suspensión de las actividades para cumplir con las medidas de aislamiento obligatorio. Por lo tanto, si se deja que el Día del padre se festeje en la fecha prevista, los niveles de ventas no serán los esperables, en gran parte porque los consumidores están en proceso de recomponer paulatinamente sus ingresos en función de la flexibilización de las actividades.
Día del niño
Complementaria a esta medida, se puede efectuar por los motivos citados precedentemente, el traslado del Día del Niño a setiembre, haciendo una unificación con el día de la primavera y la juventud, alivianando la carga económica para agosto que representa esta fecha.
El objetivo de esta propuesta es ofrecer una alternativa superadora al traslado del Día del Padre para este año y sentar las bases para que se instaure como definitivo en los próximos años en Mendoza y porque no, para el resto de las provincias del país.
Complementaria a esta medida, se puede efectuar por los motivos citados precedentemente, el traslado del Día del Niño a setiembre, haciendo una unificación con el día de la primavera y la juventud, alivianando la carga económica para agosto que representa esta fecha.
El objetivo de esta propuesta es ofrecer una alternativa superadora al traslado del Día del Padre para este año y sentar las bases para que se instaure como definitivo en los próximos años en Mendoza y porque no, para el resto de las provincias del país.
Eduardo Latino
Coordinación Departamento Comercio UCIM
