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Juventud, inteligencia, cultura, belleza: Eugenia Buttini

Con sólo 24 años, Eugenia Buttini es una de las periodistas más queridas y respetadas de San Rafael, quien en muy poco tiempo ha llegado muy lejos, conduciendo uno de los principales noticieros que pueden verse en la televisión local. 


Fue virreina de la Vendimia, lo que denota que es una bella mujer, pero lo que de verdad marca la diferencia, es su calidad humana y sus valores a la hora de pararse delante de cámaras, sabiendo la responsabilidad que significa. 

¿Por qué decidiste estudiar Comunicación Social? En realidad fue “sin querer”, creo que el destino me llevó a eso. Iba a estudiar Profesorado Especial y después pensé en Recursos Humanos, aunque finalmente, fue Comunicación Social. Siempre quise trabajar en la tele igual, desde que tengo uso de razón que quiero ser famosa y trabajar ahí, pero nunca me imaginé una carrera como Comunicación Social. Sin embargo, me metí, me encantó y hoy soy muy feliz y agradezco haber empezado a estudiarla y haberme recibido.

¿Cómo tomó tu familia la decisión de estudiar eso?
Y, empezaron los “te vas a morir de hambre”, “acá en San Rafael no hay trabajo”, “pensalo bien”… Pero más allá de todo aposté a esto y dije “empezaré a estudiar, veré cómo me va con esto que me apasiona”. 


¿Por qué medios pasaste?, ¿qué has hecho?
Mi primer contacto con los medios de comunicación fue cuando hice las pasantías de la facultad. Estuve en algunas radios y en algunos diarios, como Media Mendoza, Dial y en CTC también; después hice algo de producción en “Conciertos para ver y escuchar”, de Sebastián Sacur, lo cual fue una experiencia muy buena, muy interesante, porque a la producción no la había hecho nunca; hice algunas pasantías en Canal 21, con algo de edición también.

Empecé a trabajar en CTC y ese fue mi primer medio y espacio-laboral más “formal”. Ahí empecé a trabajar en la tele, directamente. Fue como un “golpe” muy grande, porque de la nada de repente estaba trabajando en televisión, lo cual particularmente es un medio de comunicación muy distinto a la radio o al diario, porque netamente estás expuesta: cualquier palabra que digas es muy difícil de remediarla. Como en la radio, una vez que lo dijiste, no hay vuelta atrás, pero en la radio no te están viendo, tus gestos, tus caras o muecas. Entonces fue muy difícil adaptarme a eso y sin embargo esa adrenalina me encantaba y me encanta. Es esa adrenalina de decir “en 5 minutos salimos al aire”, “estamos al aire”, pensar qué vas a decir, cómo lo vas a decir… es muy lindo.

¿Considerás que tuviste un crecimiento desde el primer día a la actualidad?
Sí, totalmente. Me encontré –afortunadamente– con muchos maestros a los que llamo “maestros de la vida y del trabajo”, como José Carlos López, Pedro Gerardi, Martín Rostand, porque me enseñaron un montón. Entré ahí siendo una “pollita” y fui creciendo e incorporando conocimientos que ellos me daban. Igualmente, siento que me queda un montón por aprender y ese es el desafío que tengo todos los días de mi vida: seguir aprendiendo, seguir creciendo. Sé que he avanzado mucho.

Hice la conducción de la Fiesta Departamental de la Vendimia, la de la Fiesta de la Ganadería en Alvear, la Fiesta del Turismo… esas locuciones me hicieron formar con una estructura diferente también. 


¿Cómo te imaginás que vas a ser dentro de 10 años más?
Tuve un proceso muy interesante en mi vida. Cuando empecé, era una persona que quizás no podía formar un pensamiento sólido, personal. Era “pienso como piensa el otro”, es decir, era influenciable. A medida que pasó el tiempo, empecé a formarme como mujer, profesional, como persona y a pensar por mí lo que yo quería, como yo lo quería, cómo quería hacer mi trabajo y qué pretendía para eso. Por ende, toda esa evolución en 10 años más va a ser insostenible, impresionante.

A nivel personal, me imagino sola pero con un crecimiento mental, intelectual y de vida muy grande. No me imagino acá, me imagino en Europa, en otra parte. Además, yo tengo la ciudadanía italiana y lo más probable es que me vaya.

¿Qué tal es tu relación con Jonathan Chamorro? Es lo mejor que me pasó en ese medio de comunicación. Crecimos juntos un poco en ese espacio, en el cual tenés que subsistir todo el tiempo, e innovarte, modificarte… Si bien yo entré un poco antes, arrancamos juntos en la tele, él tampoco había hecho nunca tele. Éramos dos jóvenes, los dos con otros aires, ideas, pensamientos. Creo que él es “mi pierna”: si me faltara, sería todo distinto. 


¿Cómo es tu relación con los periodistas de otros medios?
Siempre excelente. Modestamente, me encanta sociabilizar con la gente, entrar a algún lugar y no saludar, me parece una falta de respeto. Desde chica me encantó formar vínculos con mis pares o quienes me rodeaban. Creo que es algo muy necesario para la vida, si uno tiene amigos, gente que te tira buena onda, tu vida se transforma en eso, en un vaivén de buena onda.

¿Cómo fue tu paso por la locución de Vendimia?
Era un sueño, mientras estudiaba decía: quiero conducir una Vendimia y un Martín Fierro (risas). El Martín Fierro está lejos, pero la Vendimia ya la logré. Además, tenía 22 años, era muy chica, mujer, con lo difícil que es ser mujer en un medio de comunicación. Que me hayan convocado para hacer la locución de una Vendimia, fue realmente algo que nunca me imaginé que me pasaría tan chica. Cuando estaba sobre el escenario dije “¡sueño cumplido!”

Estábamos junto a Ofelia Maldonado, Alejandro Sosa, “Nacho” Rodríguez y yo.

¿Estás dispuesta para otras Vendimias?
Sí, aunque yo me quiero ir de San Rafael de todas maneras. Quiero “probar suerte”, si me va mal veré y si me va bien, genial. 

¿A dónde te irías? 
Me gustaría irme a Córdoba, tal vez Buenos Aires… donde pueda.

Fuiste virreina departamental de la Vendimia, sos además, feminista. ¿Cómo ves el tema de que se les llame “reina”?
No me molesta porque lo viví, porque jamás sentí “cosificación” dentro de ese evento, jamás sentí que nos “utilizaran para”. Tal vez es mi personalidad, ya que no me dejo pasar por arriba, pero no sentí que se lo hicieran a otras chicas tampoco.

El término en sí, es nada más que un término, ya que ponerle “embajadora” o “reina” no cambia nada, no significa nada. En definitiva, si cambiás a “embajadora” y además tiene que presentar un proyecto, defenderlo, ¡perfecto, me encanta!, pero si es “reina de la Vendimia” o “embajadora de la Vendimia” y sigue siendo lo mismo… 


¿Cómo se compone tu familia?
Mis papás están separados desde hace 17 años, mi papá tiene su segundo matrimonio con mi hermanita de 7 años (que es el amor de mi vida). Además, tengo a mi mamá con mi hermano de 29 y mi hermano de 18. Es una familia que si bien tiene padres separados, es muy unida y nos amamos un montón. Actualmente, vivo con mi mamá y mi hermano.

¿Por qué la ciudadanía italiana?
Surge por “Buttini”, por el apellido. Mi papá nos hizo la ciudadanía a todos (a mí y a mis hermanos). Por el abuelo de mi abuelo. Mi abuelo y mi papá se encargaron de que tengamos la ciudadanía. Juntaron todos los papeles y lo hicieron.

¿Hablás italiano? 
Poco, aunque es muy parecido al español y me gusta mucho. 

Hay mucha gente que ve a los medios como un “cuarto poder”, ¿vos cómo los ves? Creo que todos los medios en el mundo, en el país y hasta en San Rafael (y los periodistas), son ese “transporte” para que los grandes empresarios digan lo que quieran. Sin embargo, creo que hoy, con la cantidad de tecnología, redes sociales, etcétera, la gente puede decidir qué mirar, qué no, qué pensar y qué no pensar. Entonces, si bien es verdad que en los medios de comunicación pasa eso, creo que la gente no es tonta, que elige y que forma sus propias opiniones en base a los distintos medios, programas e información que escucha, ve o lee a diario.

Antes había un solo canal o pocos medios y era más difícil porque no tenías muchos lugares donde informarte, pero ahora es distinto.

¿Crees en el “periodismo militante”?

No, la verdad, no, y es por los tiempos en los que vivimos. Creo que la gente está cansada de eso y si no fuera por la gente, nosotros no seríamos nada. Siempre lo relaciono con el lector, el oyente o el televidente y el “periodismo militante” para mí no existe en realidad, porque somos “transportes”.
¿Otros sueños además del Martín Fierro?
Sí, me encantaría trabajar en Telefé, en algún medio de comunicación grande de Buenos Aires. ¡No pido mucho! (risas). 


¿Cómo ves el periodismo argentino comparándolo con el de otros países? 
Siento que el periodismo –en general– está bastardeado y al mismo tiempo, está muy sucio (aunque no quiero usar palabras que hieran). No voy a poner a todos en la misma bolsa porque hay muchos medios independientes que son muy buenos y que dan gusto leer, mirar o escuchar, pero en general siento que está muy contaminado. También siento, que –por suerte– el periodismo se va abriendo, expandiendo un montón y que con el avance de la tecnología, está bueno que se tire a las redes sociales para captar otro público, hacerlo diferente, distinto.

Eugenia Buttini se sienta y pone la tele, ¿qué ve?
Pasa que cuando llego a las 2 de la tarde, no hay nada para ver (risas). Pero veo Cortá por Lozano (me gusta mucho), porque hablan de casos de violencia de género y me encanta. Pero es hasta que empiezan con chimentos y eso, ahí lo cambio. Mauro Szeta me parece excelente, me encanta lo que hace. Uno de mis objetivos sería hacer ese tipo de periodismo, de policiales, meterme a las cárceles y hablar con los presos… que sean entrevistas profundas, entrevistas de semblanza.

¿Un referente a seguir?
Con Joni (Chamorro) hacemos de cuenta de que somos Rodolfo Barili y Cristina Pérez. No sé si son “referentes”, pero sí pensamos en ellos cuando tenemos que hablar en el noticiero.
¿Notás “fama”?
Pasa que viene alguien y te dice “¡ah, vos sos la chica del noticiero!”, pero no me creo “famosa” (risas).

¿La mejor entrevista o nota que hayas hecho?

Me tocó ir a hacer un informe a un lugar que se llama “El refugio”, un hogar para personas con problemas psiquiátricos que está en El Cerrito. Nunca me imaginé con lo que me iba a encontrar. Fue lo más duro que me tocó hacer. Ese lugar me dejó marcada porque me encontré con realidades que no sabía que existían y con historias tremendas. Ahí te das cuenta de lo afortunados que somos y de lo poco que valoramos todo lo que tenemos.

Me tocó entrevistar a una mujer que fue reina nacional de la Vendimia. Se fue a vivir a Italia y a trabajar para una marca de ropa, modelando. Falleció su mamá y le dio como una psicosis y terminó internada en ese lugar, medicada. Había un hombre que se recibió de médico, vivía “al palo” y le dio un surmenaje y terminó ahí con 40 años. Fue una de las notas que más me marcaron, porque me movilizó, me hizo cambiar el pensamiento, crecer.


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