Parecía inevitable, y así lo fue. Las chances matemáticas estaban si lograba sumar, pero lo cierto es que con la caída ante Banfield por 0-1, con grito de Gregorio Tanco, Aldosivi sentenció su descenso a la segunda categoría del fútbol argentino. El año irregular fue lo que ocasionó llegar a esta instancia. Con Martín Palermo en la Copa de la Liga Profesional logró una buena cantidad de puntos, pero los problemas llegaron cuando el Titán dejó su cargo y en la Liga Profesional se sintió. Pasaron Leandro Somoza y Diego Villar -dos veces como interinato-, ninguno pudo engrosar el pobre promedio, incluso fue empeorando con algunos resultados y lo peor terminó sucediendo. El Tiburón terminó hundido.
El primer tiempo se jugó con mucha lucha y poco fútbol. Claro, el Taladro jugó su primer partido con Javier Sanguinetti en su vuelta como DT y está acomodando las ideas. Los locales sentían el nerviosismo. Erráticos y con muchas faltas no se afianzaron en el campo.
De las pocas maneras que se puede destrabar un duelo así es con la pelota parada. Y así llegó al gol la visita. Centro de un corner de Urzi que cabeceó en soledad Tanco, y tras el rebote de Devecchi, volvió a definir el central para el 0-1. Alegría de los del Sur de GBA, pero baldazo de agua fría para el Tiburón.
La segunda parte se jugó diferente. Y es que todos en la cancha, en las tribunas y en sus casas sabían que Aldosivi sentenciaba su descenso si no lograba los tres puntos. Banfield se replegó y de a poco los locales fueron creciendo. O mejor dicho, acercándose al arco rival. Futbolísticamente nunca terminó de ajustar tuercas, el empate o la victoria empezó a ser un objetivo a conseguir como sea. Con centros, disparos de lejos, metiendo y corriendo. La actitud fue lo único que no se le pudo reprochar al equipo, pero no alcanzó. Fue derrota y descenso.
En 25 fechas, Aldosivi perdió 17 veces. Ganó e igualó cuatro. Con este duelo, perdió ocho de los últimos nueve. Los números fueron aterradores durante toda la LPF. Los hinchas se manifestaron de todas las maneras: manifestaciones, quema de autos, silbidos. Lo que uno se ocurra. Lo cierto es que el club nunca se acomodó institucionalmente ni deportivamente y el Tiburón jugará en la Primera Nacional en 2023.
Fuente: Olé
