En el marco del Jueves Santo, se llevó a cabo el habitual “lavado de pies”, en la Unidad Penal Nº 14, “Régimen Abierto de Autodisciplina”, donde antiguamente funcionaba el Borbollón.
Autoridades del Servicio Penitenciario, junto al Capellán Mayor, Padre Marcelo de Benedectis, y voluntarias de la pastoral carcelaria, participaron de la misa del Jueves Santo, presidida por el Arzobispo de Mendoza, Monseñor Marcelo Colombo.
Luego de la “Misa de la Cena del Señor”, se procedió al tradicional lavado de pies a doce personas privadas de libertad, entre hombres y mujeres, a quienes se les pidió que piensen sobre qué querrían purificar o limpiar a partir de este acto. Así se repite el ritual a través del que, según la tradición católica, Jesús quiso demostrar humildad y servicio a sus discípulos, para que ellos hicieran lo propio con quienes evangelizarían en el futuro.
“En esta celebración recordamos lo que hizo Jesús con sus discípulos y celebramos la eucaristía. Nos encontramos en un momento muy complicado, incluso más lejos tenemos la guerra. Nosotros, al alabar la misa, ponemos un signo de esperanza. Todos los momentos de preparación para la libertad, como puede ser el de trabajar, el de dialogar, de tener alguna salida transitoria, son también símbolos de esperanza que hay que regar. Uno puede estar encerrado, pero dentro puede generar una gran libertad interior. Hoy celebramos el pasar de una vida dura y difícil, a una nueva, eso es la Pascua”, expresó el Arzobispo Colombo.
“La Pascua es también el paso de la esclavitud a la libertad, y es necesario cuidar, crecer y convivir para lograr un mundo mejor”, agregó el capellán de Benedectis.
Entrega de presentes
Finalmente, se repartieron ramos de olivos e imágenes de cruces en miniatura a modo de obsequio, para distribuir entre los allí presentes y simbolizar la Pascua.
