Tamara Aguilera (22) y Matías Dománico (35) son un matrimonio oriundo de Buenos Aires que tiene un largo sueño por cumplir: unir Ushuaia con Alaska, a bordo de un FIAT 600. Estuvieron algunos días en San Rafael para conocer nuestras bellezas, antes de seguir en este extenso y único viaje.
Tamara y Matías se conocieron “por esas cosas de la vida”, gracias al amor que ambos tienen por la música de los Redonditos de Ricota. Los dos habían ido a varios recitales mucho antes de conocerse. La magia que pueden tener las redes sociales los unió en una charla, que después se transformó en otra y una después, hasta que se conocieron más y más. Los dos tienen también un gusto especial por viajar y fue así que habiéndose casado, su luna de miel la vivieron como mochileros viajando por Asia. “El gran cupido en esta historia, fue el amor a los Redondos, eso nos unió al principio y, como una pareja ‘moderna’, nos conocimos por Facebook. En ese tiempo yo viví en Palermo, él en Capital, nos juntamos y hubo conexión”, dijo Tamara y agregó: “Estuvimos en muchos recitales, sin conocernos. Pero en algún momento, la vida nos iba a terminar cruzando, y así fue”.
Partieron hacia Ushuaia para comenzar allí esta aventura con la que ya recorrieron –hasta el momento de realizada esta nota en San Rafael– casi 10 mil kilómetros.
Hace apenas un año que se casaron, y por supuesto, está la idea de tener un hijo en algún momento, aunque por ahora prefieren materializar este otro sueño que tiene que ver con este viaje de decenas de miles de kilómetros.
“Emprendimos el viaje, con miedo, con incertidumbre pero con ganas de avanzar”, señaló Tamara y aclaró que se duplicaron las incertidumbres debido a que lo hicieron sin ahorros, saliendo con medio tanque de nafta y 300 pesos. Algo que destacan es que a diferencia de ser mochileros, en este viaje se encuentran con la posibilidad de compartir con la gente. Aseguran es que está siendo una verdadera experiencia enriquecedora, en la que se encuentran con personas que los ayudan a vivir este sueño y que les renueva la esperanza. Para costearse la aventura, van realizando artesanías y las venden. También preparan ensaladas de fruta para vender.
Para alojarse, utilizan una plataforma virtual llamada CouchSurfing, la cual ofrece a sus usuarios intercambio de hospitalidad y servicios de redes sociales. Poseen un perfil allí, mediante el cual pueden alojarse en hogares de otros usuarios.
Si bien la familia de ambos no estuvo muy de acuerdo con que hicieran este viaje, tras algunas explicaciones todo se fue aflojando y terminaron comprendiendo que este es un verdadero sueño que desean cumplir juntos. Actualmente, reciben permanentes llamados de sus seres queridos, especialmente de un sobrino que con apenas 6 años, no comprende el tamaño de esta aventura que emprendieron sus tíos, pero que seguramente en algunos años entenderá que los sueños se pueden hacer realidad.
Matías es el conductor, pues su esposa no sabe manejar, sin embargo no descarta aprender antes de salir de Argentina.
Tamara y Matías se conocieron “por esas cosas de la vida”, gracias al amor que ambos tienen por la música de los Redonditos de Ricota. Los dos habían ido a varios recitales mucho antes de conocerse. La magia que pueden tener las redes sociales los unió en una charla, que después se transformó en otra y una después, hasta que se conocieron más y más. Los dos tienen también un gusto especial por viajar y fue así que habiéndose casado, su luna de miel la vivieron como mochileros viajando por Asia. “El gran cupido en esta historia, fue el amor a los Redondos, eso nos unió al principio y, como una pareja ‘moderna’, nos conocimos por Facebook. En ese tiempo yo viví en Palermo, él en Capital, nos juntamos y hubo conexión”, dijo Tamara y agregó: “Estuvimos en muchos recitales, sin conocernos. Pero en algún momento, la vida nos iba a terminar cruzando, y así fue”.
La idea de hacer un viaje hasta Alaska estaba latente desde hace rato, pensaron en algún momento incluso, en hacerlo en bicicleta, pero la idea no prosperó. Un día mientras tomaban mate, a Matías se le ocurrió de golpe la idea de vivir esta aventura a bordo de un FIAT 600. Para ello, vendieron una máquina sublimadora con la que trabajaban y compraron un “Fitito” modelo 1971, al cual dejaron completamente a punto. Decidieron bautizarlo “Juanita”, por una anécdota de la pareja. Entre risas cuentan que Tamara “era alguien que se quejaba mucho”, por lo que Matías le decía “Juanita queja” y de ese nombre surge esta otra protagonista de esta bonita historia. “Juanita tenía todas las de ganar, porque al ser un auto que no tiene una mecánica muy complicada, es fácil de arreglar, los repuestos son económicos y además tiene ‘personalidad’: el auto es un imán para la gente y eso nos ayuda muchísimo”, resaltan.
Partieron hacia Ushuaia para comenzar allí esta aventura con la que ya recorrieron –hasta el momento de realizada esta nota en San Rafael– casi 10 mil kilómetros.
Hace apenas un año que se casaron, y por supuesto, está la idea de tener un hijo en algún momento, aunque por ahora prefieren materializar este otro sueño que tiene que ver con este viaje de decenas de miles de kilómetros.
“Emprendimos el viaje, con miedo, con incertidumbre pero con ganas de avanzar”, señaló Tamara y aclaró que se duplicaron las incertidumbres debido a que lo hicieron sin ahorros, saliendo con medio tanque de nafta y 300 pesos. Algo que destacan es que a diferencia de ser mochileros, en este viaje se encuentran con la posibilidad de compartir con la gente. Aseguran es que está siendo una verdadera experiencia enriquecedora, en la que se encuentran con personas que los ayudan a vivir este sueño y que les renueva la esperanza. Para costearse la aventura, van realizando artesanías y las venden. También preparan ensaladas de fruta para vender.
Para alojarse, utilizan una plataforma virtual llamada CouchSurfing, la cual ofrece a sus usuarios intercambio de hospitalidad y servicios de redes sociales. Poseen un perfil allí, mediante el cual pueden alojarse en hogares de otros usuarios.
Si bien la familia de ambos no estuvo muy de acuerdo con que hicieran este viaje, tras algunas explicaciones todo se fue aflojando y terminaron comprendiendo que este es un verdadero sueño que desean cumplir juntos. Actualmente, reciben permanentes llamados de sus seres queridos, especialmente de un sobrino que con apenas 6 años, no comprende el tamaño de esta aventura que emprendieron sus tíos, pero que seguramente en algunos años entenderá que los sueños se pueden hacer realidad.
Matías es el conductor, pues su esposa no sabe manejar, sin embargo no descarta aprender antes de salir de Argentina.
Si alguien desea compartir más de esta aventura, puede ingresar a la página de Facebook o de Instagram “Agudizando sentidos”.