El fiscal Martín López Perrando, a cargo de la investigación, se apoya en una pista clave, que podría ser determinante para resolver el misterioso caso.
Ya transcurrió un mes y medio desde que un grupo de obreros que realizaba excavaciones en una obra en construcción sobre la avenida Congreso al 3700 encontró restos humanos justo en el límite con una vieja casona que alquiló Gustavo Cerati entre 2002 y 2003, y el misterio continúa sin resolverse.A pesar de que los expertos en antropología forense hallaron objetos de importancia para la investigación, todavía no pudieron concretar la identificación del cuerpo, que estaba enterrado en una pequeña fosa.
Según publica Infobae, el fiscal Martín López Perrando, a cargo de la investigación, ahora se apoya en una pista clave, la cual podría ser determinante para resolver el misterioso caso. Hace casi dos semanas, los investigadores le habían precisado a este medio que los restos óseos correspondían a “un varón, de entre 20 y 22 años de edad”, una persona que se habría caracterizado por su “contextura desarrollada”, de acuerdo al informe preliminar que elaboró el Gabinete Científico de la Policía de la Ciudad.
Pero ahora, la investigación que encabeza el titular de la Fiscalía Nacional en lo Criminal y Correccional Nº61 se centra en un modelo de reloj calculadora muy popular durante la década de los ‘80, con el cual la víctima fue enterrado dentro de una fosa “bastante chica”: medía 1,20 metro de largo, 60 centímetros de ancho y 40 de profundidad, según habían explicado a este medio.
El hallazgo de restos óseos en una obra en construcción fue informado el 20 de mayo pasado a través de una llamada al 911, que derivó en la intervención a agentes de la Policía de la Ciudad de la Comisaría Vecinal 12 C. Al llegar al lugar, los policías se entrevistaron con el arquitecto a cargo de la obra, quien relató que los obreros habían encontrado los restos mientras se encontraban realizando tareas de excavación sobre la medianera.