Franco Outeda, de 32 años, fue hallado sin vida este martes por la tarde en Las Heras, luego de que se activara su búsqueda tras desaparecer el fin de semana, tras asistir a un festejo familiar.
Su cuerpo fue encontrado por su propio padre en un zanjón ubicado en la intersección de Boulogne Sur Mer y Santa Rosa. La investigación quedó en manos de la fiscal de Homicidios Claudia Alejandra Ríos, quien analiza distintas hipótesis, entre ellas un posible homicidio.
La última vez que Outeda fue visto con vida fue el domingo a las 5 de la mañana, cuando salió corriendo, alterado, desde la vivienda de su suegro en el barrio Jardín del Challao, luego del cumpleaños de este. Según consta en el expediente, vecinos de la zona, incluidos los empleados de una gomería y una panchería, afirmaron haberlo visto huir sin rumbo claro.
Uno de los puntos que llamó la atención de los investigadores fue el accionar del suegro: tras ver que el joven se marchaba, salió a buscarlo en auto, pero interrumpió la búsqueda poco después y se dirigió a la casa de su hija, ubicada en el barrio 8 de Abril.
Con el paso de las horas y al no tener noticias, la familia de Outeda radicó la denuncia por desaparición en una Oficina Fiscal. A partir de allí se desplegó un operativo que incluyó rastrillajes, entrevistas a testigos y revisión de imágenes de cámaras de seguridad.
El cuerpo fue hallado pasadas las 14 en una zona de difícil acceso, sin remera, boca abajo y con el rostro cubierto de barro. Debido a estas características, intervino personal de Policía Científica para realizar peritajes en el lugar. Los primeros indicios señalaron que podría haber caído desde una altura considerable, aunque también se identificaron posibles signos de arrastre.
Ante estas evidencias, la fiscal Ríos ordenó el traslado del cuerpo al Cuerpo Médico Forense para realizar la necropsia, con el objetivo de determinar si Outeda sufrió lesiones, cortes o disparos. El informe forense será clave para orientar el curso de la investigación.
Mientras tanto, se reforzaron las medidas de seguridad en algunas viviendas del entorno del joven. En particular, se dispuso custodia policial en el domicilio de su pareja, debido a sospechas en torno a personas cercanas a la víctima y el temor a eventuales represalias.
