Un insólito caso ocurrió en San Rafael: un hombre que robó en una vivienda fue identificado y condenado gracias a una prueba poco común. Su propio cuerpo dejó una pista que terminó por incriminarlo.
El hecho sucedió el pasado 6 de febrero en una casa ubicada en calle Pasteur al 600. Hasta allí llegó Oscar Alejandro Ilabaca Altamirano, quien escaló una medianera, forzó una puerta e ingresó al domicilio. De adentro solo se llevó una puerta de madera barnizada, que separaba el comedor de la cocina-lavandería. Sin embargo, antes de irse, el delincuente pasó al baño… y ahí comenzó el principio de su final.
Después de hacer sus necesidades, descargó la mochila del inodoro y escapó. Pero no contó con un detalle: al lugar llegó personal de Policía Científica, que inspeccionó minuciosamente la vivienda y decidió revisar el inodoro. Fue entonces cuando uno de los peritos encontró un minúsculo punto rojo en la tabla del sanitario. Se trataba de sangre.
La muestra fue enviada al laboratorio de datos genéticos, y el 21 de febrero los análisis arrojaron un resultado: el ADN coincidía con el de Ilabaca, registrado en una causa anterior. Esto fue suficiente para que el fiscal Javier Giaroli solicitara su detención.
El hombre fue arrestado y, durante la investigación, confesó el hecho y reconoció que padece hemorroides sangrantes, lo que explicaba la presencia de sangre en el lugar. Ante la evidencia, aceptó un juicio abreviado y fue condenado a tres años de prisión efectiva por robo con escalamiento y reincidencia.