El 1 de noviembre, tras el pase a retiro del comisario Miguel Sánchez, el comisario Víctor Ballejo del Sol se hizo cargo de la Distrital de Seguridad 2 de Policía de Mendoza, lo que implica estar al frente de esa fuerza de seguridad en los tres departamentos del sur provincial.
Comisario, ¿por qué entró a la Policía de Mendoza?
Entré a los 19 años. Siempre me gustó una formación militar. A los 15 años me fui a la Esma (Escuela de Mecánica de la Armada), pero en ese momento no pude ingresar por una condición en el paladar, ya que en ese momento ellos buscaban personas con “un buen paladar en punta” y decían que no era bueno para la voz de mando, y eso me dijo dar la baja. Si no, hoy estaría retirado en las Fuerzas Armadas, algo que siempre me gustó.
Como la policía tenía en su momento una formación semi-militarizada (era un internado), a los 19 años decidí anotarme en la Escuela de Oficiales. No digo que tenía vocación, porque creo que la vocación con el tiempo se va viendo y se va tomando, uno va conociendo la policía desde adentro.
Decidí anotarme, rendí, tuve la posibilidad de ingresar y estuve internado en la Escuela de Cadetes. Me recibí a los 21 años.
¿Cómo siguió la carrera?
Mis dos primeros años fueron en la comisaría 32ª, estuve destinado ahí. Después de dos años se forma el Patrullaje Celular, que era un sistema de patrullas que andaban caminando el centro y nos mandaban a los oficiales más jóvenes a controlar. Eso estuvo funcionando aproximadamente unos seis meses, y después decidieron desarmar eso y formaron los Cuerpos Especiales y Compañía Motorizada.
Me mandan a cargo de una de las guardas de la Compañía Motorizada. Fui el primer oficial que sacó la primera guardia de la Compañía Motorizada, con 33 hombres a cargo y 15 movilidades en frecuencia. Estuve más o menos diez años en la Compañía Motorizada, donde fui pasando de jerarquía haciendo diferentes cursos de todo tipo en lo que son los Cuerpos Especiales; de ahí pasé a trabajar en la UMAR (Unidad Motorizada de Acción Rápida), estuve trabajando en la UMAR cinco años; retorno a Motorizada, como jefe de Motorizada estuve dos años; después pasé a trabajar en Infantería, donde estuve un año; y ahí, una vez que ascendí al grado de principal, me mandan a la UEP (Unidad Especial de Patrullaje), que dependía directamente de la Departamental de San Rafael. Con el tiempo la UEP se disuelve (pero yo ya no estaba), y pasó todo ese personal a los Cuerpos Especiales. Pero estando en la UEP, el jefe distrital que estaba en su momento, el comisario general Raúl Facello, dispone que me traslade al destacamento de Rama Caída, donde se iba a formar la subcomisaría. Me encomendó la tarea de formar la subcomisaría. Fui –siendo principal– el primer titular de la subcomisaría de Rama Caída. Asciendo a subcomisario y me mandan a cargo del CEO (Centro Estratégico Operativo) de San Rafael, donde estuve un año y medio y me salió el traslado a la comisaría 60ª de Las Paredes, donde estuve dos meses. Hubo un problema en Malargüe, y se quedaron sin titular allá, entonces me mandaron a cargo de la comisaría 24ª de Malargüe, donde trabajé dos años y medio, hasta que ascendí a comisario y retorno nuevamente a los Cuerpos Especiales. Estuve ahí aproximadamente un año y medio aproximadamente, a cargo de Cuerpos Especiales de San Rafael, y me mandan de jefe departamental de Malargüe. No alcancé a estar nueve meses ahí, y cuando el general Sánchez asciende a comisario inspector y se va a cargo de la Departamental, me mandan a cargo de los Cuerpos Especiales de la zona sur, trabajo ahí hasta ascender a comisario inspector; una vez que asciendo me hago cargo de la Departamental de San Rafael, por un año y nueve meses, y ahora que se retira el general Sánchez, me hice cargo de la Distrital zona sur.
Entonces su cargo actual es…
Yo soy comisario inspector, jefe distrital de la zona sur.
¿Alguna anécdota digna de recordar?
Tengo muchísimas, muchas anécdotas, pero una de las medallas que tengo es de plata. Cuando yo era subayudante recién recibido, en el Bajo Rosado (donde se va a formar El Baqueano), nos mandaron porque una familia se había ahogado teóricamente, y cuando llegamos ahí había un ciudadano que en realidad no estaba ahogado, sino que la fuerza del agua le había pegado en la espalda y lo había desnucado ya que el río ahí lleva una velocidad de 170 kilómetros por hora. Estaba su papá con una bebé en los brazos que tenía dos años y medio, se llamaba Florencia y yo tenía a mi hija, María Florencia, y me recordó mucho. No nos querían dejar tirar, pero nos largamos al río y logramos rescatar a esa familia que era de Godoy Cruz. Gracias a Dios pudimos rescatarlos y por eso fue el premio del Ministerio de Justicia, nos dieron la medalla.
Pero anécdotas hay muchas, en la UMAR y Cuerpos Especiales tenemos muchas anécdotas lindas, muchos sinsabores.
Muchas veces se dice que la policía y la Justicia tienen cierta distancia, que ustedes detienen a la delincuencia y la Justicia la libera. ¿Cómo lo siente?
Últimamente con la gestión del general Sánchez y que continúo yo (porque siempre hemos estado), puedo decir que no tenemos distancia con el Poder Judicial, las leyes son las que hay que cambiar, pero no al Poder Judicial que trabaja y trabaja arduamente; ellos trabajan a la par nuestra y nosotros a la par de ellos. Ellos no son responsables de la seguridad, y quizás nosotros sí, pero creo que la seguridad la hacemos entre todos. A nosotros el Poder Judicial nos da los allanamientos, investiga hasta lo máximo, yo a los fiscales los he visto trabajar e investigar hasta lo más mínimo, que uno se sorprende de lo que hacen para poder esclarecer un hecho. Pero muchas veces las leyes hay que cambiarlas. Uno ve a la doctora Rossi o al doctor Giaroli cómo trabajan y es impresionante, para sacarse el sombrero. Nos sentamos a hablar y nos dan el lugar que nos merecemos, el doctor Peñasco, todos los jueces están a la par nuestra. Se han preparado para estar ahí y nos han preparado para estar al lado de ellos.
Creo que no hay que echarles la culpa a los jueces ni a la policía. Tenemos nuestros errores, somos seres humanos, pero siempre tratamos de hacer lo mejor.
Es muy importante la policía en su vida, ¿no?
La policía me ha dado todo, yo soy un agradecido de la policía, me ha hecho como persona, como profesional, como funcionario, tuve que estudiar una licenciatura (nunca pensé que iba a tener que estudiar en la facultad, y me tuve que esforzar para ser licenciado en Seguridad Pública), en la Universidad Nacional de Cuyo. Le debo todo a la policía y creo que por eso, cuando lo veía al general Sánchez retirarse, con sus palabras tan emotivas, uno lo siente adentro porque llegué a este cargo, lo que soñé desde muy joven.
Cuando era muy chico trabajaba en la heladería Anahí, servíamos helados, cosechaba… conozco San Rafael, amo San Rafael y por eso lucho por este San Rafael y esta zona sur, para que siga estando como está y poder seguir colaborando con nuestra gente.
A segundos de terminada esta entrevista con La Ventana San Rafael, el comisario Ballejo se puso de pie, se colocó la gorra y se fue a trabajar, a vivir alguna otra experiencia que solamente se puede atravesar si se está en un cargo como ese. El espacio que ocupa merece un profesional, y sin dudarlo se puede decir que San Rafael y el sur de Mendoza están bien cuidados.