La situación en Chile es de alerta máxima debido a la presencia de al menos veinte focos de incendios forestales que se encuentran fuera de control en la zona centro-sur del país. La propagación del fuego ha afectado a más de 400 mil hectáreas, dejando miles de damnificados y 26 personas fallecidas hasta el momento.
El Servicio Nacional de Prevención y Respuesta ante Desastres (Senapred) ha informado que se está trabajando para apagar los focos de fuego, pero aún persisten 14 que están bajo observación. Aunque se ha logrado controlar 170 incendios, la amenaza sigue latente y se necesita una acción coordinada para prevenir la propagación de nuevos fuegos.
La magnitud de la catástrofe es alarmante y ha sido la más mortífera en los últimos años en Chile, con más de 7.770 personas damnificadas y 2.450 viviendas destruidas. Además, el presidente de Chile, Gabriel Boric, ha tenido que solicitar medidas de seguridad para proteger las propiedades de las personas afectadas y evitar robos en medio de la emergencia.
Los jefes de la Defensa Nacional en las regiones de Ñuble y Biobío han decretado la finalización del toque de queda que se había establecido desde el 8 de febrero, gracias a la mejora en el control y apagamiento de los incendios. Sin embargo, la situación no está bajo control total y aún queda mucho por hacer para prevenir la propagación de nuevas llamas.
Aunque no se han encontrado culpables por la generación de fuego, se están investigando las causas de los incendios forestales. La situación es crítica y se necesita una acción inmediata y coordinada para proteger a la población y evitar que la catástrofe empeore.
