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Enfrentar un problema que no nos deja vivir ni crecer




La inflación es un síntoma de desequilibrios económicos, que hace muchos años no se puede resolver de manera sostenida en Argentina.


Esto se puede apreciar observando la volatilidad que presentan los precios relativos. Tomando como referencia cuatro años atrás (noviembre de 2017) se aprecia que el precio relativo de alimentos y bebidas tienen una tendencia creciente y se encuentran un 5,4% por encima del nivel general. Y otros rubros presentan una elevada volatilidad, como es el caso de Vivienda, agua, electricidad y otros combustibles. Se aprecia que estuvieron 18,8% por encima del nivel general en abril de 2018 y ahora se encuentra un 23,7% debajo. Y en el caso de Restaurantes y hoteles que se encuentran un 2,3% debajo del nivel general luego de alcanzar un mínimo en octubre de 2020 (9,7% debajo de noviembre 2017).

El IPC nacional subió 2,5% en noviembre con lo cual reduce la tasa respecto a los dos meses previos (3,5%). Por lo tanto, acumula 51,2% en los últimos doce meses y 45,4% desde diciembre de 2020.

El impacto de estos guarismos no es algo novedoso. Cotidianamente, enfrentamos cuando concurrimos al supermercado, a un restaurante, a la estación de servicios o cuando afrontamos el pago de nuestros impuestos.

Esto es muy grave, ya que como lo hemos abordado en innumerable cantidad de documentos, debido a que expulsa a cada vez más cantidad de argentinos a la pobreza. Lo vemos en las calles, en cada semáforo, pero no en su totalidad.

Lo más preocupante es que las expectativas de inflación para el 2022 no son esperanzadoras, por el contrario, son alarmantes por el contexto en general y ya que hay gran cantidad de variables contenidas: precios de un buen número de productos, tarifas y también el valor del dólar.

Todo esto avivado por un inexistente (o por lo menos desconocido) plan económico integral que no solo enfrente el principal problema que sufrimos, la inflación, sino que abarque todas las variables que permitan desarrollar nuestro potencial y volver a incorporar a las personas marginadas.

Mientras esto no suceda, la incertidumbre solo provoca más desconfianza en relación al peso, la moneda nacional, la institución por excelencia en la economía.

Debido a qué puede pasar en relación con el acuerdo con el FMI y para que Argentina pueda solicitar flexibilización en cuotas e intereses del año que viene, deberá presentar un plan sensato que implique ajustes y sincerar las variables que están “pisadas”. Todo esto provocará en la economía en general, más inflación por lo que el presupuesto presentado al Congreso de la Nación que estima una inflación de 33% lamentablemente, será muy difícil de cumplir.

La Argentina necesita implementar un plan económico sensato y hacer los ajustes que hagan falta, a pesar de que hoy estamos muy exigidos. Es vital sincerar nuestra economía para poder tener una economía sana, que genere confianza y poder enfrentar y solucionar ese gran problema que no nos deja vivir ni crecer.

Hace falta flexibilizar el cepo a las importaciones, implementar una política sumamente necesaria de fomento a las exportaciones. Si la industria puede importar, podrá poner el aparato productivo en marcha, como cualquier país normal. Esto es el abc para salir adelante, para poder afrontar las deudas con nuestros acreedores internacionales

Necesitamos alentar la producción, para poder exportar lo que no solo permitirá el ingreso de divisas sino, además, el crecimiento del país y del nivel de ocupación, tan necesarios.

La inflación es un problema que tiene mucho de cultural y de economía. Todos somos los afectados por ella y los responsables de encontrar una solución definitiva.

Daniel Ariosto
Presidente UCIM



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