La Ventana San Rafael | Últimas Noticias de San Rafael, Mendoza, Argentina y el Mundo.

Emocionante: Tiene10 años, padece de una afección articular y pinta cuadros para poder recibir atención médica

Emocionante: Tiene10 años, padece de una afección articular y pinta cuadros para poder recibir atención médica





Un niño que es artista plástico ocupa el centro de la escena de la historia de una humilde familia rionegrina que tuvo que reciclarse ante los embates de la vida.


Tiene 10 años, padece de una afección articular, y sus padres tratan de sobrellevar las dificultades laborales. Todo mejoró cuando empezaron a vender sus obras, porque la sensibilidad de las comunidades de la Comarca (Río Colorado y La Adela), apoyaron la iniciativa y pudieron vender unos 50 trabajos. «Nos ayudará para hacerle estudios y tratamientos médicos en Bahía Blanca», dijo la mamá.

La situación fue visibilizada a través de una nota del periodista local Jorge Tanos, publicada en viernes en el diario Río Negro. Se trata de una familia compuesta por Rubén Chaves, Marta Bentacourt, y el hijo de ambos, Gonzalo.

Viven en el barrio Villa Mitre. Allí, en 2005, Marta fue parte de las diez cooperativas de trabajo integradas por 160 mujeres que se desempeñaron como albañiles, construyendo sus propias viviendas en momentos en que muchas de ellas eran, y son, sostén de hogares. Y hoy siguen viviendo en ese mismo lugar que alguna vez fue un baldío.

Rubén Chaves se desempeña en un aserradero en Colonia Juliá y Echarren, y su mamá Marta Betancourt es ama de casa y lleva un largo tiempo desempleada. La vida cotidiana es dura para la familia, el trabajo de Rubén no alcanza, mientras que Marta hace changas de limpieza de viviendas, organiza ventas de ropa usada o los fines de semana hace empanadas, tortas o distintas comidas por encargo.

Además, la pandemia agravó aún más la situación económica familiar, y a pesar de todos los esfuerzos y las privaciones se les hace difícil cubrir los gastos de la casa. Pero la mayor preocupación es llevar a Gonzalo a Bahía Blanca para que un especialista estudie una afección en sus piernas que le dificultan caminar o correr.

Artista y mecenas

La publicación reveló que un día, la mamá le propuso a Gonzalo intentar vender esos cuadros para sumar ingresos y recibió una repuesta rápida del chico: «Dale mami, me gusta la idea». Y, como ocurrió en el Renacimiento, aparecieron los «mecenas» de la Comarca, porque se consolidó una «movida solidaria» y hubo gran demanda de sus pinturas sobre tablas de fibro fácil.

Gonzalo tiene un problema en la cadera que le provoca dolores constantes al caminar en los tobillos y rodillas, eso le impide entre otras cosas jugar al fútbol, otra de sus pasiones: pasó por Villa Mitre y Buena Parada pero no pudo seguir. Para ocupar el tiempo de ocio, cuando tenía 6 años la madre lo envió a talleres de música, aunque no lo entusiasmaba mucho.

En un momento observó que el niño pasaba mucho tiempo dibujando en hojas de los cuadernos y en distintos elementos que encontraba en la casa, y fue así que se comunicó con la tallerista terapéutica Raquel Idoeta para que lo orientara en esa rama de arte. Ese contacto con pinceles, esponjas y espátulas despertaron toda su atención y una nueva pasión.

Su mentora artística lo llenó de elogios. «Gonzalo tiene un potencial natural, solo le doy las guías y él solo sin ayuda desarrolla toda su creatividad. Veo en sus trabajos habilidad y capacidad que difícilmente se pueda enseñar. Tiene una gran creatividad para los paisajes y animales utilizando una gran variedad de colores y sombras, como toda su imaginación», comentó Idoeta.

Cuando pusieron a la venta sus obras en las redes sociales la repuesta de la comunidad no se hizo esperar. Los comienzos fueron duros aunque con el correr de los días los pedidos comenzaron a llegar y ya llevan unas 50 obras vendidas que se encuentran colgadas en viviendas, oficinas y comercios de la comarca.

«Pintando soy feliz».

Gonzalo cursa el quinto grado en la escuela primaria 90 de Juventud Unida. Luego de cumplir con las tareas de la escuela, mira un ratito de tele o sale a jugar al patio con sus vecinos. Pero luego vuelve a sus pinturas y pinceles. «Hay algunos cuadros que termino en 5 ó 6 días y otros me llevan más tiempo: les voy encontrando detalles que corregir. Me gusta que queden lindos», dijo a Río Negro.

«Me gusta mucho pintar animales y paisajes. Me da mucha alegría cuando la gente llama para preguntarle a mama por mis cuadros para comprarlos, me pone contento y me gustaría seguir siempre haciendo esto. Esto me gusta, pintando soy feliz», concluyó el niño artista.

Fuente: La Arena



Noticia Anterior Noticia Siguiente
La Ventana San Rafael | Últimas Noticias de San Rafael, Mendoza, Argentina y el Mundo.