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Víctima de abusos sexuales: "Estoy decepcionado de la Iglesia, no de Dios"

El joven de 27 años que llevó a la Justicia a los fundadores del Monasterio del Cristo Orante, en Tupungato, por una acusación de abuso sexual habló de su padecimiento cuando tenía 17 años, al ordenarse como seminarista.


La víctima de los abusos sexuales en el monasterio del Cristo Orante rompió el silencio y dio detalles del trasfondo de su historia. Se trata de Nicolás Bustos Norton, quien lleva dos causas contra los sacerdotes Oscar Portillo y Diego Roqué: por un lado, la causa penal y por otro, el proceso canónico.
El joven entró a ese monasterio en 2009, cuando terminó el secundario. Su proyecto era dedicarse a Dios. "Para mí, esa era la vida más perfecta. Hoy estoy decepcionado de la Iglesia, no de Dios", confió en diálogo con La Nación.

Además de su caso, el Arzobispado de Mendoza enfrentó en 2016 las denuncias por los ultrajes a niños sordos en el instituto Próvolo de Luján de Cuyo, una denuncia que para el denunciante marcó un antes y un después: "Creo que, en parte, gracias a este antecedente, la Justicia actuó de manera muy eficiente cuando yo fui a denunciar", contó el joven que ahora tiene 27 años.

Los tormentos comenzaron desde los 17 hasta los 24 años. Según relató, sufrió "abuso de conciencia" e insinuaciones por parte de uno de los fundadores del monasterio, Diego Roqué, conocido como Diego De Jesús.

"Me manipulaba, controlaba todo lo que hacía. A mí me gustaba otro monasterio, que está en Córdoba, y Roqué me decía que el Cristo Orante era el único lugar en el que podía estar. Yo tenía 17 años y me dejó en claro que no había otro lugar para mí. Eso es lo que la Iglesia llama abuso de conciencia. Sin violencia física logró hacerme sentir que yo no existía y hasta me puso en contra de mi familia. Me tenía totalmente manipulado".

Las propuestas indecorosas habían comenzado antes de ingresar al Monasterio: "En esos viajes intentó tocarme y hasta me quiso dar un beso. La situación fue empeorando paulatinamente".

Oscar Portillo era el que dirigía el monasterio. Según relata Nicolás, él se encargaba de las sesiones de cuatro horas diarias de abuso de conciencia: "Me hablaba durante horas todos los días. Me decía que lo tenía que dejar entrar en mi corazón y que si no lo hacía no iba a poder sanar las partes de mi corazón que estaban podridas".

Los abusos por parte de Portillo habrían comenzado cuando el monje se obsesionó con la idea de que Nicolás se había enamorado de él: "Empezó con el planteo de que si alguna vez me había fijado en un hombre, y yo le dije que no. Entonces me empezó a decir que yo estaba enamorado de él y luego de eso hubo cuatro o cinco episodios de abusos sexuales".

El deterioro de la salud de Bustos Norton fue el detonante para que se alejara del Monasterio en 2015. La recarga de tareas que pesaban sobre él habrían sido la causa. "Un médico me vio y me mandó directamente a mi casa, estaba muy mal de salud", afirmó.

A los pocos días le contó a su padre lo que había pasado con Portillo e hicieron la denuncia en sede canónica. Pero prácticamente no se avanzó en nada en ese momento y Nicolás ratificó su denuncia en 2018.

"Denuncié solo a Portillo. Pensaba que él era el malo y Roqué, el bueno. Tardé más tiempo en poder ir a denunciar a Roqué. Me di cuenta de que él también abusó de mí gracias a mi actual pareja, Guadalupe. Ella me ayudó mucho a desbloquearme", relató.

Como primera medida, el Arzobispado le comunicó que iba a trasladar a Portillo a San Luis, algo que efectivamente sucedió, pero estuvo en esa provincia durante un mes y luego volvió al monasterio. La segunda promesa fue cerrar el lugar, clausura que se concretó recién a fines de 2018.

Tiempo después al enterarse de que nuevos jóvenes iban a ingresar al monasterio, pensó podía evitar que otros chicos sufrieran lo mismo que él y volvió a ser una presentación al Arzobispado de Mendoza en 2018.

"Un tiempo después, tuve que ir a ratificar mi denuncia. Los notarios leían el informe y me preguntaban frase por frase si ratificaba mis dichos. Estuve más de cuatro horas ratificando cada parte del texto. Fue muy desgastante y evidente el manejo de la Iglesia. La consigna es bajar la cortina y no hablar más", acusó.

Los curas fueron detenidos en diciembre de 2018 y desde enero están con prisión preventiva domiciliaria por la denuncia de abuso sexual.

Fuente: La Nación


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